Hablar de una banda como The Whitest Boy Alive es síntoma de saber apreciar el gusto por lo bien hecho. El grupo está formado y liderado por Erlend Øye, cantante y guitarrista del grupo Kings of Convenience, y principal creador de este proyecto paralelo, junto con el bajista Marcin Öz, el baterista Sebastan Maschat y el tecladista Daniel Nentwig.
El cuarteto nórdico se formó allá por el año 2003 con la intención de ser un grupo de música electrónica para dar rienda suelta a sus inquietudes musicales, pero qué sin querer con el paso del tiempo se fué transformando en algo tan mágico, puro y sincero como su primer álbum Dreams (2006) y su posterior, último y recomendable Rules (2009).
Con canciones altamente adictivas y con un ligero aire melancólico pero también alegre, según el estado de ánimo, como la maravillosa y animada “Burning” o temas tán relajantes y con rítmo como “Golden Cage” y “Fireworks” entre las más destacables y accesibles de su original primer disco.
Y por último adentrandome en su último álbum, destacar su primer sencillo “Island”, un tema potente con el qué seguro estarán rompiendo la pista de baile allá por donde vayan, muy pegadiza, oscura e increíblemente estimulante en cualquier momento del día.
Cabe remarcar también la bailable y pasmosa “Dead end”, la tranquila y coreada “Gravity” en un disco muy completo y personal, con una predominante linea de bajo espectacular e incesante, dando sentido a toda su música, todo ello sin quitar el protagonismo a la guitarra de Erlend y mucho menos a su cuidada voz.
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