15 octubre 2009

Basement Jaxx - Scars


Una de las formaciones más relevantes en la historia del house es la integrada por los británicos Felix Buxton y Simon Ratcliffe, que conforman el famoso proyecto Basement Jaxx, aunque hay que afirmar que su sonido toma lo justo del estilo nacido en Chicago para absorber influencias de otros ámbitos, como el pop, el soul, el funk, los ritmos latinos o incluso el hip hop, con lo que el house se queda tan solo en un mero acompañamiento.

El tema que abre el disco, de título homónimo al del álbum, es una fantasía R&B que parece sacada de la discografía de Timbaland y que gente como Beyonce o Usher estarían encantados de tenerla en su repertorio, pero los británicos han preferido acudir a artistas algo más solventes, como Maleka, el rapero inglés Chipmunk y, sobre todo, la gran Kelis, una de las voces más incomprendidas del nuevo R&B y que, aunque empezó con visos de convertirse en la reina de la música negra del siglo XXI, se ha visto eclipsada por las Rihannas y Nellys Furtado de turno.

Tras este llega Raindrops, el atractivo primer single extraído del disco, y que denota muchas características del sonido made in Basement Jaxx. El deep house y el garaje neoyorquino se dan la mano con el funk y el pop, con momentos realmente desenfadados en medio de una maraña electrónica que los acerca a los Daft Punk.

Una agradable sorpresa llega con el siguiente track, llamado She’s No Good, donde se cuela la ennegrecida voz de ese joven blanquito que es Eli Paperboy Reed para ofrecernos un corte muy funky, que despide aroma a sonido Motown por los cuatro costados, pero con un remate final donde se revuelve hacía el ska mas gamberro, cual enfurecido fan de Madness. Sin dudas, la mejor pieza de la obra.

Con el siguiente corte llega la otra sorpresa del disco, después de la que nos ha dado el chico de papel. Y es que tenemos ante nosotros a Day Of The Sunflowers, con la colaboración de Yoko Ono. La viuda de John Lennon se encarga de poner voz a un track divertido, donde se acude al electro disco sensual con raíces jamaicanas, muy a lo Grace Jones, aunque la nipona, añadiendo su toque otaku personal, se queda muy lejos de la diva de ébano.

Si esto parecía mejorar, en parte, con la canción de los girasoles, con el carnavalesco What’s A Girl Gotta Do? el álbum sube algún entero. La fiesta comienza desde el primer segundo, con esos sonidos que beben del sonido de gente como The Pogues y que nos recuerda a las fiestas interminables de Nueva Orleans. La voz de Paloma Faith se encarga del resto, con ese toque a lo Lilly Allen o a lo Amy Winehouse, que suena cándido e inocente, a la vez que atrevido y rebelde.

La verdad es que este nuevo trabajo, tan lleno de altibajos, de los Basement no aporta nada nuevo a la carrera de los británicos, aunque guarda algunos momentos brillantes.

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